jueves, 13 de enero de 2011

Después de estar un buen rato sentadas, ella seguía llorando, sin parar. No lo pude evitar, empecé yo, tampoco podía parar, me pone muy mal ver a una persona llorar. Con mi mp3 a todo volumen, intenté animarme con canciones de discoteca, no me gusta llorar en público. Ella escuchó la música y dijo la típica frase que yo suelo decir "te vas a quedar sorda". Le sonreí, ella hizo lo mismo conmigo y me dio las gracias millones de veces. Nos presentamos y hablamos. Para no sacarle el tema directamente, empezamos a hablar de lo que cada una estaba haciendo.
Después de 10 minutos, le note la mirada triste de nuevo, miró para la izquierda y me miró. No entendía nada, hace apenas 10 minutos estábamos hablando bien, alegremente, con risas por el medio.
Le tenía que preguntar, me veía obligada. Le hice la pregunta que se suele hacer en estos casos "¿Qué te pasa?"
No hablaba, hubo un silencio incómodo y de repente se fue corriendo. No entendía lo que pasaba, empecé a sonreír, de nervios o irónicamente, ya no sé, pero parecía que corría para huir de sus problemas. Me gustaría decirle que por mucho que huya de ellos, ellos la van a seguir, si no hace nada por superarlos convivirán con ella.
En fin, mañana volveré a ver si está en aquel lugar para hablar con ella.

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