miércoles, 18 de abril de 2012

Hace un año, estaba saliendo de un examen, cogiendo la blackberry de un amigo y escribirte.
Hace un año, estaba rodeada de amigos, buenos o mejores, pero amigos.
Un año después, y en una ciudad un poco más conocida que hace 7 meses, estoy rodeada de conocidos.
Conocidos que se hacen amigos, dejan huella, y se van, se alejan.
Conocidos, por llamarlos de alguna forma.
Y entonces, de repente, se vuelven a acercar. Y olvidas la piedra en la que has tropezado y vuelves a ponerte una venda en los ojos. Y vuelves a tropezar.
Tonta de ti, piensas que no volverá a pasar... Pero te equivocas. Y vuelves a poner la venda, esta vez con un poco de claridad, pero vuelve a aparecer esa piedra, convertida en roca, y te vuelves a dar.
Y piensas tú, ¿en quien confiar?
Cuando ya estás en el suelo, junto a esa roca, piensas en hablar con tus verdaderos amigos o llamar a alguien que nunca, nunca te fallará.

jueves, 12 de abril de 2012

Ya ha pasado 1 año y 23 días desde que te conozco.
1 año y 20 días desde que empezaron los quebraderos de cabeza.
9 meses y 14 días desde que lloré delante de ti.
9 meses desde la primera vez que me dijiste claramente algo.
¿El último acontecimiento importante?
Hace exactamente 111 días, 18 horas, 6 minutos y 4 segundos. 
Ese días nos besamos, a escondidas, pero nos besamos. Nuestros dientes se rozaron y nuestros labios no podían separarse. Yo especialmente no podía separarme de ti y buscaba cualquier excusa por ir a por ti toda la noche. 
No me podía sacar la sonrisa que tenía y los tacones no eran impedimento para que fuera tras de ti.
Pero sabía que lo mejor estaba por llegar. Sabía que iba a haber un día en el que nos veríamos y que me sacarías la ropa y yo te la sacaría a ti.
Sabía que iba a haber más que contacto y que no podría olvidar esa tarde, noche o lo que fuese.
Sabía que después de ese día repetiríamos, y sabía que acabaría hasta las trancas de ti.
Mi sonrisa se acabó de un día para otro. Cuando me dijiste todo lo contrario a lo que yo imaginaba en mi cabeza y me dijiste que por favor no dijera nada de lo que había pasado. Entonces mis pensamientos se destrozaron cachito por cachito, hasta llegar a tal punto de salir en forma de dos lágrimas.
Dos lágrimas que fueron sonrisas. Sonrisas y lágrimas que tu provocaste.

martes, 28 de junio de 2011

¿Sabes?

¿Sabes cuando a veces necesitas hablar con alguien? Con nadie en concreto, solo hablar.
¿Sabes cuando a veces necesitas querer a alguien? A nadie en concreto, solo a alguien, para sentirte querida, necesaria.
¿Sabes cuando a veces necesitas tumbarte al sol? En ningún lugar en especial, solo al sol.
¿Sabes cuando a veces necesitas estar sola, sin nadie alrededor, en un lugar tranquilo? Para pensar, reflexionar, sin distracciones.
¿Sabes lo que me apetece ahora? Hablar con alguien, querer a alguien, tumbarme al sol con alguien, y estar con alguien en un lugar tranquilo y sin nadie alrededor. Nadie en especial, pero alguien.
Tengo ganas de enamorarme.