lunes, 31 de enero de 2011

Sueños.

Y hoy, por primera vez, desde hace mucho tiempo, la he visto feliz todo el día. ¡Todo el día!
Si, hoy estuvo riéndose sin parar por cualquier cosa, gritando de la emoción por su vuelta, hablando sin parar, saltando por los pasillos del colegio adelante, cantando cualquier canción que se le viniese a la cabeza. Le daba igual quien le viese haciendo el tonto. ¡Estaba feliz!
No paraba de sonreír, con esas sonrisas que le sacan otra a cualquier persona en este mundo.
Me gusta verla así, aunque sé que esta felicidad no le durará mucho.
Él ha vuelto. Esa persona por la que derrochó una lágrima cuando se enteró de que se iba, aunque nunca hayan tenido nada. Esa persona que le hacía gritar de la alegría cada vez que lo veía o le hablaba.
Ella, estaría dispuesta a coger su mano e irse, de un día para otro, desaparecer y empezar una nueva vida con él. En cambio él... Solo sabía que existía cuando la veía, pero a ella le valía. Estaba feliz a su lado, aunque solo fueran 30 segundos para sacarse una foto.
Le gustaría decirle te quiero cada día, darle un beso de buenos días y lo que fuera de buenas noches. Le gustaría dormir cada noche con él. Le gustaría hacer de todo con él.
Pero en cambio, se conforma con dos besos, incluso con un hola suyo, porque sabe que todo lo demás es imposible, así es, imposible. Digamos que es su amor que sabe que nunca va a conseguir, pero que lo tiene cerca.
Le encanta su físico, le encanta su sonrisa, le encantan sus ojos, le encantan sus tatuajes, le encanta su voz, le encanta como le hable, le encanta su forma de ser, por lo que ha podido ver. Le encanta él.
Ayer por la noche se fue a la cama soñando con él, siempre empieza a soñar despierta antes de quedarse dormida, y ayer soñó con eso. Supongo que hoy también lo hará. Y mañana. Y pasado. Hasta que se canse, que va a ser pronto. Tampoco es cuestión de estar soñando lo mismo noche tras noche, ¿no?
Pero bueno, ella está feliz por su vuelta. Muy feliz. Y eso es con lo que me quedo.

domingo, 30 de enero de 2011

Cómplice de miradas.

Y de repente, allí nos encontramos. En uno de los pubs de nuestra ciudad.
Con todas sus amigas, risas por aquí, risas por allá. Y me dice al oído que está el chico que le hace "tilín".
Coño, acércate, no le apartes la mirada, si no te quieres acercar tú, nos acercamos las dos, me da igual. Así, muy bien. Una sonrisa, otra. Se da cuenta, al fin.
De un minuto para otro se queda solo, detrás de nosotras.
No para de mirarla... ¡Haz algo tía, no para de mirarte! Me hace caso. No paran de mirarse, se están comiendo con las miradas, y sonrisas de por medio.
Viene hacia aquí... Que nerviosa está. Le da un trago al cubata, respira y se tranquiliza.
Y yo, casi que me voy, y dejo que se sigan mirando sin parar.

miércoles, 26 de enero de 2011

Después de pasar tantas horas a su lado, sin descanso me he dado cuenta de como es.
Le gusta el mar y le resultaría muy difícil vivir sin él, es adicta a los zapatos de tacón, le gusta reírse a todas horas y estar feliz, aunque se derrumba con facilidad, llorar para desahogarse y que nadie la vea, el color rosa, pintarse las uñas cada semana se ha convertido en rutina, arreglarse, ponerse guapa. Es adicta a ir de compras, va cada semana, y detesta volver a casa sin bolsas. Adora dormir, aunque le gusta aprovechar bien los días. Le gustan las galletas de chocolate y el chocolate con leche. Le gusta que le miren, pero también quiere pasar desapercibida. Le encanta escuchar los problemas de sus amigos y tener algún consejo útil para ellos. Es vaga como ella sola. Siempre le echa más sal a la comida de la que le ha echado su madre. Le encantan los niños pequeños. Le encanta levantarse por la mañana y ver un día soleado y sin viento. Le encanta ir a la playa, según me ha dicho. En verano quiere ir al Mediterráneo. Se prueba ropa sin parar para ver como le sienta. No para ni de mirarse al espejo ni de tocarse el pelo. Le encanta Gossip Girl. Está soñando siempre despierta, convencida de que algún sueño se cumplirá. Es un poco borde, la verdad. Le gustan los perros pequeñitos, en cambio, los grandes le dan un poco de miedo. Le encanta caminar bajo la lluvia. Odia la humedad, aunque en Coruña hay mucha. Le gusta disfrazarse en carnavales. Le gusta el decorado navideño, aunque en su casa ya no lo pongan. No le gusta estudiar, aunque lo hace para ser lo que ella quiere. Le gusta hablar por teléfono. Es tímida, muy tímida, y le dan vergüenza muchas cosas. No podría vivir sin música y a veces se imagina encima de un escenario. Se ilusiona con facilidad, y se suele llevar muchos chascos. Le gustar hurgar en el pasado, sabiendo el daño que esto le hará. No le gusta ser ignorada. Odia estar hablándole a un persona y que esta no le haga caso. Le encanta maquillarse los ojos y resaltar su color. Es ella. Es única.

domingo, 16 de enero de 2011

Pensando.

Y pensando, le da la impresión de que hace todo mal. Que más da que se ponga guapa si nadie le dice lo guapa que está. Que más da que se maquille si nadie le dice lo bien que le queda la raya de ojos. Ayer no tenía a su madre para que le dijera: que guapa. Estaba sola. Sus amigas no le dicen nada. Y aún encima, después de mucho tiempo sin ver a uno de sus mejores amigos, se molesta con ella. Se enfada.
Piensa que hace todo mal, y sinceramente, no le falta razón. La gente le da motivos para que piense eso.
En los estudios no es precisamente buena. No saca 10, ni 9, ni 8, ni incluso 6. Normalmente no pasa del 5. Ella siempre dice que es porque no puede, no sirve para eso. Sinceramente, yo sé que es por pura vagancia.
Digamos que no ha empezado el 2011 con buen pie, y no ha acabado el 2010 con buen pie.
Le gustaría que todo fuera como antes, no pide más que eso. Pero las cosas siguen así, siguen su curso, igual que ella tiene que continuar el suyo, y estoy completamente segura, de que sacará todo adelante y que algún día, será una mujer feliz.

sábado, 15 de enero de 2011

Hoy he hablado con ella. Me ha dicho que con el sol que hace, le apetece ir a dar una vuelta por el paseo marítimo a ver el mar, y que por la noche, le apetece cenar en el italiano más famoso de su ciudad y que tanto le gusta, le apetece ponerse los tacones más bonitos que tiene y que aún no ha estrenado, le apetece ponerse la ropa que compró en las rebajas y que tanto le gusta, y sobretodo, maquillarse los ojos y resaltar su color. Le apetece salir, pasárselo muy bien. Quiere que los chicos la miren y que digan que guapa es. Le apetece estar con sus amigas y tener una noche perfecta. Le apetece llegar a las tantas de la mañana a casa. Le apetece olvidarse de todos los problemas que tiene. Le apetece bailar hasta que ya no pueda con los pies.
Que coincidencia, todo eso también me apetece a mi.

jueves, 13 de enero de 2011

Después de estar un buen rato sentadas, ella seguía llorando, sin parar. No lo pude evitar, empecé yo, tampoco podía parar, me pone muy mal ver a una persona llorar. Con mi mp3 a todo volumen, intenté animarme con canciones de discoteca, no me gusta llorar en público. Ella escuchó la música y dijo la típica frase que yo suelo decir "te vas a quedar sorda". Le sonreí, ella hizo lo mismo conmigo y me dio las gracias millones de veces. Nos presentamos y hablamos. Para no sacarle el tema directamente, empezamos a hablar de lo que cada una estaba haciendo.
Después de 10 minutos, le note la mirada triste de nuevo, miró para la izquierda y me miró. No entendía nada, hace apenas 10 minutos estábamos hablando bien, alegremente, con risas por el medio.
Le tenía que preguntar, me veía obligada. Le hice la pregunta que se suele hacer en estos casos "¿Qué te pasa?"
No hablaba, hubo un silencio incómodo y de repente se fue corriendo. No entendía lo que pasaba, empecé a sonreír, de nervios o irónicamente, ya no sé, pero parecía que corría para huir de sus problemas. Me gustaría decirle que por mucho que huya de ellos, ellos la van a seguir, si no hace nada por superarlos convivirán con ella.
En fin, mañana volveré a ver si está en aquel lugar para hablar con ella.

martes, 11 de enero de 2011

Hoy he vuelto a pasar por ese lugar donde la vi hace unos días para ver si la veía otra vez y descifraba algo. Me sentí identificada con ella en cuanto la vi. No estaba donde el otro día y supuse que esta vez estaría por otro lado. Pero unos metros más adelante, estaba sentada en un banco, con un chico, supuse que sería un amigo, ya que no estaban ni tocándose prácticamente. Yo llevaba puestas gafas de sol y el mp3, me encanta escuchar música sin parar. El banco en el que estaban sentados tiene dos partes, yo, como cotilla que soy y de tan identificada que me sentía con ella, me senté en la parte de atrás del banco. Apague el mp3 para escuchar lo que decía (está mal, lo sé). Lo primero que le escuche decir fue "no encajo"... ¿Qué no encaja dónde? Hubo un largo silencio, no sé que cara ponía ninguno de los dos. Ella seguía hablando, le decía como se sentía, pero me había perdido tanta parte de la conversación que no sabía a que se refería. Al cabo de 10 minutos, vi de reojo como miraba para mí, y se fue con su amigo. La seguí con la mirada, y de las veces que miró para atrás, puede ver que tenía la nariz roja y los ojos un poco hinchados, lo que suele pasar después de llorar. No entendía nada.
La verdad, a mi también me apetecía llorar un rato, así que me levante, encendí el mp3 y puse música para aislarme de todo. Fui a dar otra vuelta pensando en todo, y me la volví a encontrar, sola, llorando... Levantó la mirada, me miró y entendí lo que me quería decir. Me senté a su lado, la abracé y esperé a que hablara cuando quisiese.

La sonrisa.

Cuantas cosas se pueden decir a través della. Sonrisa alegre, sonrisa triste, sonrisa nerviosa... Cuando voy por la calle veo a gente sonriendo sin parar, veo a gente contenta, a gente alegre, pero allí, unos metros a la derecha hay un grupo de gente, un grupo de amigas, parecen buenas amigas, como si se conocieran desde hace mucho tiempo y supieran todo las unas de las otras. Intentan sacarle una sonrisa a una niña que está sentada, sonriendo por sonreír, simplemente quiere llorar, que la dejen sola, se le nota. Está nerviosa, no sabe que hacer. Quiere salir de ahí, de ese grupo de amigas. No les para de sonreír, pero no es creíble. Se ve a simple vista que está mal, y no sabe que hacer para salir del pozo en el que está metida.